31 diciembre 2010

  El 31 de diciembre, dispone en el suelo de la terraza dos cajas, exactamente iguales.

   En la primera deja una botella con las lágrimas que ha derramado durante esos 12 meses. Una grabadora con todos los gritos, las quejas, los lamentos. Un sobre con las mentiras y las desilusiones.

   En la segunda caja guarda una sola cosa, que conservará para el siguiente año.

  Las cierra, y finalmente prende fuego a la primera, despidiéndose del 2010.

 -Mierda. Espero no haberme equivocado de caja...

1 comentario:

  1. Bueno, a mí me gusta el final, que dice un poco cómo somos y actuamos y que introduce una gota de ironía, escepticismo, humanidad, miseria de poca monta.... incluso en las cosas que tomamos como esenciales o trágicas.

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