Atranqué la puerta única en mi vida
abierta a temores,
cerrada a alegrías
desde hace tiempo.
Intenté tapiarla desde dentro
para que yo no pudiera salir,
para que tú no pudieras entrar;
pero el tiempo la echó abajo
destrozando el marco y la cerradura,
la madera, los tornillos, las bisagras,
como Jack Nicholson en El Resplandor.
Tú entraste y yo salí
porque no había sitio para dos
en un corazón a la mitad.
Un buen estilo observo en estos versos María, me gusta como imaginas y expresas en tus versos cuadros sugerentes y verdaderamente hermosos.Te luces bastante hablando de temas tan mundanos como el amor.Un acierto leerte.
ResponderEliminar