27 enero 2011

 Siluetas se dibujan en las paredes de nuestra vida, dejándonos ver lo que nos permiten ver, haciéndonos creer que en ella solo existen esos desdibujados contornos, oscuras figuras que, como en la Caverna de Platón, creemos reales, sin plantearnos si quiera mirar a nuestras espaldas. Hay más, mucho más de lo que estamos acostumbrados a percibir; en los detalles, pinceladas y colores de una pintura, en lo que muestra y oculta un texto, en las grietas de un antiguo monumento, en la cadencia de la canción que hemos escuchado cientos de veces, en el tono de una voz que nos acompaña día tras día, en los rasgos de un desconocido del metro.

 Sin embargo, ciegos, sordos y mudos permanecemos; sin apartar la mirada de anodinas sombras, soñando lo que la vida podría ser, y ya es.

1 comentario:

  1. y ahora o luego o más adelante o también o al mismo tiempo asomarse a eso que hay de "más". ¿Qué hay, María, detrás de la cadencia de una canción que llevas prendida? ¿Y por qué se oye la canción y no se ve lo otro? Ya que nos dices que andamos entre apariencias, vamos a profundizar o a limpiarlas? ¿Lo que hay y se oculta merece la pena?.... Se podría enriquecer un texto como este, quizá.

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