12 enero 2012

    ¿Sabes cuántos pasos habría de dar para tener la certeza de que hice algo bien, para avidinar lo que haré mal? Es pronto, y llevo las rodillas ensangrentadas de tropezar con mentiras, las piernas fatigadas de ascender cuestas día a día, los brazos entumecidos de arrastrarme por algún camino a ciegas. Me duele el cuello de mirar atrás, la vista no me alcanza a ver lo que tengo por delante. Pero mírame; mírame y dime que tendrá algún sentido. No pido dormir entre almohadones de palabras vacías, no anhelo mentiras dulces hechas caricias. Solo quiero apreciar la verdad de tus pupilas, escuchar una sonrisa que para mí nunca fue falsa, y sentir en mis manos el peso de tu incertidumbre y la mía, como si hubieran sido una sola.
   Y después déjame; seguiré buscando mi voz en el humo de un cigarro apagado, perseguiré la sombra de quien me prometí ser, y no volveré a mirar atrás.


No hay comentarios:

Publicar un comentario