12 enero 2012

    No estaba seguro de si era una niña o una mujer la que caminaba por aquel vertedero. Vestía harapos grises, gris su piel, gris su mirada, gris su voz.
-Qué fácil fue. ¡Y sin darme cuenta! Yo no me enteré de nada cuando empecé a rebuscar entre la miseria. Sólo quería recordar. Pero entonces... entonces me ví las manos manchadas de oscuridad, y ya me había impregnado de este pútrido olor.
    Yo la escuchaba hablar tras una montaña de ilusiones rotas. Ese día había aparcado el coche allí. Por curiosidad, supongo. LLevaba días viéndola; de camino al trabajo, al regresar a casa. Su figura se recortaba contra una puesta de sol permanente, en un día siempre agonizante.
-Una vez que te pasa, ¿qué vas a hacer?. Ya he intentado borrar su aroma con duchas calientes optimismo infundado, camuflarlo con colonias de promesas baratas. Pero lo tengo pegado a la piel, y no se va. No se va.
    Me acerqué a paso lento, intentando aparentar normalidad. Como si pasara por allí casualmente. Ella se entretenía observando algo tirado en el suelo, a sus pies.
-Buenas tardes. - Dije, aún más casualmente. Ella me miró con una irónica ceja arqueada sobre su ojo derecho, gris y enorme, enmarcado por unas espesas pestañas negras. El izquierdo quedaba oculto por un mechón de pelo oscuro que ensombrecía su rostro. Sus labios se torcieron en una sonrisa inacabada, y devolvió la vista al suelo. Desde mi posición no conseguía ver lo que había depositado a sus pies. Pensé en acercarme, pero mis piernas estaban ancladas al suelo desde que su mirada había chocado contra la mía.
-¿Qué... qué tal?, ¿cómo estás?
    Entonces fue ella la que se aproximó, observándome titubeante, con tanta curiosidad reflejada en el rostro como la que yo procuraba ocultar.
-¿Qué buscas aquí?- Preguntó mirándome las manos, que yo mantenía semiocultas en los bolsillos del pantalón.
-Yo... no buscaba nada, simplemente volvía de trabajar, bajé del coche para dar un paseo y estirar un poco las piernas y...
-Esto es un vertedero de recuerdos, nadie viene a pasear. Si no buscas nada, no empieces a hacerlo. Sólo encontrarías problemas. ¿No lo hueles?
-Oler... ¿el qué?
-Este horrible hedor a pesimismo.




1 comentario: